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lunes, 23 de mayo de 2011

FLORES DE BACH " LOS NIÑOS Y LAS EMOCIONES"

Es difícil para un niño manejarse con sus heridas emocionales, no tienen muchos recursos para hacerlo y todo les da de pleno. Quizás por ello son especialmente receptivos a las flores de Bach y responden rápidamente a sus efectos. Ponen menos barreras que los mayores, sus mentes son simples, sus sentimientos, directos y claros, no se oscurecen con la duda. Una vez empiezan a usarlas, las piden, se acuerdan de cuándo tocan “las gotas”, en cierto modo se hacen responsables de ellas. En ocasiones, pueden pasar por una fase de aparente empeoramiento. Es normal, los remedios seguirán actuando y en poco tiempo veremos una clara mejoría; y cuando se encuentren mejor, con naturalidad dejarán de recordar a los adultos que tienen que tomarlas.

Las flores de Bach equilibran las emociones y mejoran la salud global gracias a la influencia que el estado de ánimo tiene sobre nuestro cuerpo. Sin límite de edad, pueden tratar miedos nocturnos, fobias, problemas de atención, aprendizaje, trastornos de afectividad, celos, rabietas, tristeza, agresividad, timidez, y un largo etcétera. Su gran ventaja es que pueden utilizarse paralelamente a cualquier otro tratamiento médico, natural o psicológico, sin efectos secundarios.

El doctor Edward Bach desarrolló esta forma de curación durante la primera mitad del siglo pasado. Su uso es sencillo, Bach pretendía que cualquiera pudiera utilizarlas por sí mismo. Hay que reconocer las emociones que nos hacen sentir mal, para después tomar la esencia o combinación adecuadas durante el tiempo suficiente para recuperar nuestra armonía interna. Si no podemos hacerlo solos, un terapeuta entrenado puede guiarnos por este proceso de forma rápida y profesional.

Un error común en los padres es pretender modelar la personalidad de sus hijos a su gusto usando las flores de Bach, “quisiera que mi hijo/a fuera .”. Las esencias florales no hacen milagros ni tienen ese fin. No sustituyen el valor que el ejemplo y la combinación de firmeza y dulzura tienen en su educación. Sólo corrigen un desequilibrio y contribuyen a que el niño encuentre la mejor versión de sí mismo, pero no pondrán nada que no esté dentro de sus capacidades de aprendizaje y evolución. Hay que tener una expectativa adecuada y realista porque no van a transformarse a nuestro gusto, afortunadamente!.

Al dar flores de Bach a un niño, pensemos que están tomando unas gotitas de agua donde han reposado al sol pétalos de flores obtenidas en entornos naturales. Flores seleccionadas por sus cualidades curativas tras años de investigación, que vibran con las más básicas y las más elevadas emociones del ser humano. Expliquémosles a los más pequeños que esas gotas tienen un cierto toque mágico, quizás algo de polvo de hadas. Este es un lenguaje que nosotros olvidamos hace tiempo pero que ellos todavía tienen presente y comprenden de un modo intuitivo, con el corazón más que con la cabeza.

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