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lunes, 6 de junio de 2011

ENSEÑANDO A LOS NIÑOS EL CAMINO DE LUZ

Por Mireya García Perez

Con
frecuencia he escuchado a padres que están en una búsqueda de Luz, expresar el
deseo de inculcar la forma de vida esotérica en la mente de sus hijos, para que
crezcan conociendo los principios de las Leyes Universales, y puedan aplicarlas
desde temprana edad, a los aconteceres de sus propias vidas.

Cuando las enseñanzas esotéricas fueron
prohibidas, en el pasado, los padres las trasmitían a sus hijos, mediante
ejemplos sencillos que asimilaban fácilmente. No había, de ninguna manera,
tanta información escrita como en la actualidad. Esta gran cantidad de
información nos plantea nuevas responsabilidades como padres.


Aunque, en mi opinión, los niños actuales
son, en la mayoría de los casos, mucho más perceptibles de las Verdades
Trascendentales, que sus mayores. En cualquier caso, no es necesario esperar a
que el niño haga las primeras preguntas, para tomar la decisión para empezarles
a explicar.


Podemos empezar aplicando la Trinidad de
Ideas: Principio, concepto y práctica. Como principios se puede explicar la Ley
de Causa y Efecto, hablándoles de la responsabilidad ineludible que tiene cada
quien de asumir totalmente las consecuencias de sus decisiones, sus
pensamientos, sus palabras y acciones. El principio de la reencarnación,
también se puede explicar en una forma muy sencilla, relacionándola a eventos
ordinarios de la vida diaria, como cuando se les muere un gatito, explicarles
que los cuerpos mueren, pero la verdadera personalidad que se halla adentro,
con características tan particulares, nunca muere, sino que regresa nuevamente
en otro cuerpo.


El concepto del aura también se les puede
explicar de forma sencilla, hablándoles de una Luz, o una estrella brillante
que se expande alrededor del cuerpo de las personas. Esa luz es "el
alma", que se hace mas brillante con los buenos pensamientos y las buenas
acciones que se tengan durante el día. Cuando nos irritamos o hacemos algo que
no está bien, esa luz se opaca. Y si continuamos así, la luz llegará a ser muy
pequeñita.


Por tan razón debemos permitirle que crezca y
brille fuertemente para atraer vibraciones de felicidad y cosas bonitas hacia
nuestras vidas. Los niños quedan verdaderamente fascinados cuando se empiezan a
hacer conscientes de estas verdades.


La práctica de la meditación es también muy
importante que se realice desde edades tempranas. "El hallazgo de la luz
dentro de uno mismo" resulta para los niños un juego divertido. Cuando
ocurre una caída o sienten un dolor, es muy fácil decirles que cierren los
ojos, que busquen esa luz interior y la envíen hacia la parte que les duele, al
mismo tiempo que dan las gracias a Dios por hacerlos sentir mejor.

No es
necesario explicar conceptos esotéricos en términos difíciles, porque los niños
no los captarían. La verdad es sencilla y así debe presentárseles. La forma de
vida espiritual es una manera de vivir y no una colección de dogmas filosóficos
para guardarse. Al enseñar a nuestros hijos a vivir de acuerdo a estos
principios universales, estamos asegurando una generación de consciencias
despiertas capaces de llevar una vida mucho más plena. No debemos permitir que
se siga considerando estos principios como creencia oculta; nuestros hijos
deben considerarlos como una sabiduría arcana al cual ellos tienen el
privilegio de acceder. Que la utilicen sabiamente para guiar sus vidas, es la
mejor compensación a nuestra labor de padres.


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