La Reflexoterapia Podal es un método de sanación natural que
proporciona al organismo la posibilidad de superar la causa última de
sus enfermedades, a partir de su propio sistema de defensas. Para ello,
se intenta activar el flujo de energía que circula en el organismo por
medio del masaje podal. Luego se busca mantener ese flujo de energía.
Cuando la energía está activa y circula por los canales
correspondientes, el cuerpo físico se fortalece con la acción de sus
órganos que reinician su labor. De ese modo el sistema natural
inmunológico “despierta” y opera eficazmente previniendo la aparición de
ulteriores enfermedades.
Un cuerpo físico es saludable cuando hay armonización con el cuerpo
energético y sobre todo cuando hay equilibrio con la energía universal
del cósmos. El desequilibrio de estos cuerpos se hace evidente con la
aparición de enfermedades. Las enfermedades son la expresión más común
de desarmonización de los esquemas energéticos presentes.
Al igual que en otras Terapias Naturales, al inicio de las sesiones
de Reflexoterapia Podal se evidencia un fenómeno comúnmente conocido
como crisis curativa (empeoramiento primario). No aparece en todas las
personas. Pero normalmente el empeoramiento temporal debe valorarse como
el hecho de que el organismo comienza a luchar contra la enfermedad a
través de sus propios recursos.
Hay que considerar también que en algunas enfermedades crónicas surge
muchas veces un empeoramiento temporal (“otra forma de crisis
curativa”), ya que el proceso patológico antiguo contra el cual las
defensas hasta ahora han sido impotentes en un principio, entra en un
estado agudo, en el cual entonces las regulaciones de autocuración
pueden volver a ser efectivas.
Normalmente surgen reacciones durante y después de la aplicación de
la Reflexoterapia Podal y durante el intervalo de tiempo entre dos
sesiones. Son reacciones comúnes, esperadas y hasta importantes para el
sucesivo desarrollo de la terapia.
1) Reacciones agudas durante y al término de la primera sesión
Siendo una manifestación subjetiva, el “dolor” es la reacción más
común y evidente. El dolor se siente de diversas maneras, dependiendo
del tipo de masaje y presión, pero sobre todo en las primeras sesiones
es más evidente cuando la persona viene a terapia con diversos
trastornos. Para una persona sana ciertos niveles de dolor son
aceptables y hasta reconfortantes. En otras personas el masaje podal no
produce dolor alguno.
Por regla general, se interpreta en reflexología que las zonas más
sensibles y expuestas al dolor son las que están asociadas a problemas
de salud, es como señal reflejo de modificaciones funcionales o
enfermedades de los correspondientes órganos internos.
El terapeuta necesita desarrollar su capacidad de observación de
manera peculiar sobre el lenguaje corporal y tomar nota de las
reacciones del paciente. El dolor puede manifestarse con suspiros
cortos, retirada súbita del pie, cambios de la expresión de la cara, un
grito corto o una risa nerviosa, etc.
A este punto se debe contar con la confianza del paciente, es más en
muchos casos resulta oportuno preguntarle sobre como va sintiendo las
presiones en ciertos puntos de las plantas de los pies, observando y
tomando nota de las eventuales reacciones. Hay que considerar que un
masaje indoloro, muy suave es equivalente a un masaje relajante podal.
En reflexología ciertos niveles de dolor solo son aceptables cuando
contamos con la tolerancia y el consentimiento del paciente. En la
versión relajante del masaje podal se busca relajar, distraer al cuerpo,
alejarlo de la rutina y del estrés habitual. En el nivel terapéutico se
busca el equilibrio, la armonía de elementos presentes y como resulta
obvio la respuesta de salud del propio organismo.
Las maniobras del masaje reflexológico deben ser dosificadas de tal
forma que los estímulos que causan dolor sean tolerables, e ir graduando
las presiones de tal manera que podamos prestar atención a los puntos
donde energéticamente hablando, se observa exceso y otros en donde hay
déficit de energía. El dolor en este caso es la expresión de esa energía
que suele estar presente o ausente.
La ausencia de dolor agudo no siempre es sinónimo de salud. En muchos
casos reactivar el flujo de energía por medio del masaje, hará que los
pies adquieran la sensibilidad necesaria. La presencia de dolor en el
masaje podal por increíble que parezca -en buena parte de los pacientes-
es hasta gratificante, placentero y exquisito. Numerosos pacientes
conociendo las bondades de la reflexoterapia precisan y hasta exigen
mayor grado de presión por voluntad propia.
Al margen de las evidentes reacciones dolorosas, la Reflexoterapia
Podal también produce otras reacciones que proporcionan abundante
información sobre sus efectos:
• Aumento en la secreción de sudor.- En las manos, pies y otras áreas
del cuerpo o en el cuerpo entero. Lo cual se observa sobre todo en
personas debilitadas en el sistema nervioso.
• Un sentimiento generalizado de frío.- Que comienza mayoritariamente
en los miembros inferiores y puede prolongarse hasta el tórax. Se
produce generalmente en el caso de sobredosificación del masaje
(mayormente a causa de una presión demasiado fuerte).
• Efectos secundarios serios aparecen en pocas ocasiones.- A ellos
pertenecen espasmos musculares en determinadas zonas del cuerpo o en el
cuerpo entero, etc.
En estos casos de ninguna manera debe continuarse con el tratamiento
reflexológico. Será necesario hacer una pausa y reintentar el masaje
solo cuando surja una mejora. Un masaje relajante de caricia suave en
los dos pies puede acelerar la recuperación. El terapeuta tiene la
posibilidad de utilizar muchos recursos e influir de manera explícita
sugeriendo al eventual paciente respiraciones profundas, tranquilas y
pausadas por ejemplo. En la mayoría de los casos el sistema cardiaco y
circulatorio vuelve pronto a armonizarse.
Al termino de la sesión de masaje es conveniente no dejar que el
paciente abandone la consulta improvisamente. Resulta conveniente
invitarlo a beber agua y a que pase al baño a refrescarse con agua. Un
cambio brusco de temperatura entre la sala de masaje y el exterior puede
ser “chocante” si el paciente sale de la misma con apuro. Este momento
es también oportuno para que el paciente recupere el estado de vigilia y
sea consciente de todo a su alrededor.
2) Reacciones entre una y otra sesión
Una vez en casa, luego de las primeras sesiones de reflexoterapia,
surgen en algunas ocasiones reacciones negativas, las cuales normalmente
llegan a ser consideradas como “esperadas”, pues ello nos indica que ha
habido una reacción del organismo. Y esa reacción puede ser señal de
que el tratamiento está surtiendo efecto y en parte nos indicará la
pauta a seguir en la siguiente sesión de tratamiento. El terapeuta
deberá advertir al paciente de las posibles reacciones. Típicamente se
evidencian las reacciones siguientes:
• Cambios en las heces y la orina a causa de un aumento de
eliminación de toxinas y residuales a través del intestino y riñones. La
Reflexoterapia Podal estimula fuertemente la eliminación de estos
“emuntorios” y produce un aumento en las flatulencias y la eliminación
de heces, (la mayoría de las veces mal olientes), así como orina turbia y
de fuerte olor.
• También se produce aumento de eliminación a través del órgano de la
piel, ya que es uno de los “emuntorios” principales del organismo.
• Igualmente en la piel, al restablecer la circulación de la sangre
pueden aparecer: eccemas, pequeñas gotitas de pus, forúnculos, etc. Las
glándulas sudoríparas producen una mayor cantidad de sudor, el cual a
causa de la eliminación de más sustancias tóxicas y residuos puede ser
hasta maloliente.
• En la vagina también se puede producir un aumento de la cantidad de
flujo y la acidez, lo que puede provocar irritaciones en zonas
adyacentes.
• En la nariz, laringe y bronquios también se puede producir un
aumento en la secreción de las mucosidades, similar a las que se sienten
en un resfriado común.
• En ocasiones, tras la Reflexoterapia Podal puede aumentar la
temperatura corporal. La fiebre es la primera defensa del cuerpo, no se
tiene que considerar como valor de enfermedad, sino que es una reacción
positiva de inicio de la curación. A menos que pase exageradamente los
límites tolerables no se considerara más que los cuidados necesarios.
• A veces se manifiestan síntomas de enfermedades crónicas (como
reumatismo) o brotes de inflamación (sobre todo en las raíces dentales,
amígdalas y cavidades nasales laterales).
• Pueden aparecer sensaciones de malestar general, dolores de cabeza y
incluso alguna sensación de mareos. Todos estos síntomas pueden ser
producidas por un tratamiento demasiado intensivo.
• En ocasiones el sueño puede ser trastornado temporalmente a causa
del efecto del tratamiento, se manifiesta con largas horas de sueño,
cansancio o somnolencia repentina, pero esto no suele durar mucho
tiempo.
• También puede producir reacciones en el sistema nervioso y
psíquicas ya que actúa dentro del área psíquico cerebral y también aquí
logra reacciones curativas.
• Estas reacciones deberán ser consideradas como normales, las cuales
corresponden a un “empeoramiento temporal” del estado general que no
dura más de uno o dos días luego de las sesiones de masaje podal.
Algunas de las reacciones pueden llegar a ser muy desagradables, pero
sin embargo, son consideradas de buena señal y hasta imprescindibles
para el inicio de la recuperación de la salud.
Realizar reflexoterapia en personas normales sin aparente enfermedad,
es considerado de alto valor en términos de prevención. Un organismo
fortalecido con una energía que circula y en armonía con el medio
ambiente, se traduce en CALIDAD DE VIDA: cuerpo sano, buena capacidad de
concentración, sueño óptimo (“dormir mejor”), mejor actitud personal,
familiar, laboral, social y sexual.
Hay que informar al paciente (aspecto muy importante) de estas
manifestaciones negativas esperadas, para que no abandone el
tratamiento. Pero sobre todo, hay que acompañarlo a que sea protagonista
de su propia recuperación y que mejore su calidad de vida en todos los
planos existentes.
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